Mojada, extenuada, férvida...
Esas curvas de fina cuadra,
esa nube de piel y tiesura
y esos ojos de mar profundos y misteriosos,
errantes cuando los miro y te digo que no hay
sensación más perfecta que la que me dan tus labios,
en ese rincón oscuro, triangular y denso,
en donde no existe más que el deseo
y el delirio de los sueños combinándose entre sí;
y se embriagan, y se pierden
en un abismo profundo de placer hasta el amanecer.