(Respuesta a Amado Nervo)
Muy cerca del fin yo te maldigo vida
porque nunca pude encontrar el camino
y en el amor siempre fui un triste peregrino
que se embarcó sobre la esperanza fallida.
Calla el cuerpo, pero el alma no olvida
lo miserable que puede ser el destino,
vida maldita que engendra lo mezquino
hasta en la tumba donde yace el suicida.
En jardines blancos sembré mis rosas
a las que a diario las regaba con miel,
pero murieron como todas las otras cosas.
Entonces: en abrigo viejo se convirtió mi piel,
siempre en las fauces de criaturas peligrosas
donde la sed se calma con lágrimas de hiel.