Murmuraban los jilgueros, sus alegres armonías
El rocío del amanecer daba paso a los albos rayos de sol
Nace el susurro del viento, entre los árboles de ciprés
Y mis ojos infantes contemplaban la esencia de la vida
El aroma de la mañana, entre calas y amapolas
Y unas pequeñas manos dando palpitación al fogón
Oigo el rumor del viento, entre el palmear y su canto
Valerosa, enérgica. Aún late su corazón de mujer en el campo
Busco el manantial, donde manaba la ternura
Se que habitas en el aire, en el cielo y la montaña
Que tus pies peregrinos, trazan caminos de esperanza
Para el niño, para el nieto, para el hijo y el viajero
Suenan las campanas en domingo,
En tu delantal floreado guardas amores eternos
Una gota de lluvia en preludio del afecto
Humedeciendo la hierba, que es alfombra a tus pies descubiertos
Hay un arroyo que murmura, un sauce que te espera
Ecos del viento que cantan tu ternura
Es tu voz en las violetas, en el cerro y la pradera
Es la inocencia en los lirios, es tu nombre, es mi espera.