¡Nieva!
A través de la ventana,
de forma grácil, serena,
miro la nieve cuajada,
estampa de la belleza.
¡Nieva!
Va cayendo, tan callada,
copos de nieve ligera,
la ventisca susurrada
que da paso a la tristeza.
¡Nieva!
Y se extingue nuestra llama,
las miradas son tinieblas,
y ya no nos queda nada,
y en las venas...,
hoy mi sangre se congela.
¡Nieva!
Cielo en pizcas se desgrana
y se funde con la tierra,
nuestras vidas se separan
al terminar la tormenta.
¡Nieva!
Como si una manta blanca
esté borrando tus huellas,
y se me derrite el alma
al marcharte de mi vera.
¡Nieva!
Solo una fugaz nevada
que se ha quedado deshecha
entre el barro de una lágrima
y la tinta de esta letra.
Y en el invierno
del corazón, ¡también nieva!