Doncellas y vestidos
nieve que fluye como cuerpo
hacia la ruptura de la anestesia
donde el dolor escupe su multitud
de trocitos de dientes insensibles.
Ocupan un territorio definido
las largas alegrías del campo
la somnolencia aburrida de la vendimia,
el sol estriado de los labios de navaja.
Y ya en la sangre, el sabor de lo oprimido,
como carne sin opción, que huye-.
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