Randy Mueses

Epidemia de besos.

  Le suprimo sus labios rosas con ese veneno letal donde siempre preferiré morir por la melosidad de su boca.
Le incauto el aliento.  

En la coyuntura en que nuestros labios se acogen el uno al otro, nuestras lenguas hacen un placido re juego y su mirada  así de inocente como las margaritas me atrapan y me quedo hechizado. 

  Si bien he de decir, que me encantan sus labios. Aunque ha besado a otros, sin embargo me deleito notando como corta su sinhueso por su labio inferior, mas se dibuja su rojo labial tentada y frenadamente, como se entreabren, como le succiono sus gritos. Es una fruición besar con antojo continuamente.     

 Lo cierto es que se vuelve una patología. El entusiasmo y el frenesí se adueñan de ti, las neuronas se alteran, los pensamientos se pierden, el tiempo pasa y te quedas dormido en el choque de bocas. 

Amada mía.
Tus labios eternamente van a ser la epidemia que llevaran a la muerte a mis ganas de besarte. 
         

 

 

Todos los derechos reservados©