Exquisito el momento, exquisita la entrega en la que jugamos en el fuego vivo, ¿nos quemamos? Claro que lo hicimos, fue el calor más bravío que mi cuerpo pudo haber sentido, fue ese el instante más humano de todos mis días vividos.
La carencia de la pasión nos sumergió, nos llevó juntos al mismo tiempo, al mismo lugar de encuentro, al mismo infierno y a la vez a un cielo extenso.
Tu rostro aún lo imagino sediento, tus piernas siguen temblando en celos, tu boca aún siente los besos, esos que nunca terminaron, pero que tampoco iniciaron.
Tu sonrisa anhelaba esos sueños, y en ellos nos hicimos humanos, tanto que no hubo muerte, para sentirnos en el paraíso de un mundo perdido.
No hubo continuidad, tan solo fuimos dos mortales, dos humanos en el momento; deseando fantasías, expresando simpatía, enfureciendo nuestros encantos de hombre y mujer.
Henry Ruiz
7 DE ENERO 2021
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