De los ayes de la muerte de la tristeza de los hombres
convenía esconder la sagrada verdad
estornudar dentro de mulas que pilotean barandales
la locura de la vida
que surge de cada rincón, berreando cada mañana
por un poco de leche y queso...
y hay que alimentar la tratativa del alma
y hay que partir la torta en partes irracionales
así
hasta ver cada agujero del bolsillo del payaso