Ron Alphonso

Amanecer catorce

Amanecer catorce

Cada día es más complicada la vida,
y es que tu eras la música y callaste.
Peleo con el sueño,
porque no llega cuando quiero
o no se me quita al no querer.

No estás y solo espero llegar a ti,
religiosamente cada tarde,
mi pulso se acelera cuando me acerco a tu lecho
y te miro como la primera vez,
me apego a tu rostro
y quedito, muy quedito yo te digo...
todo, todo cuanto te amo yo,
la falta que me haces
y que solo quiero que estés bien tu.

Que mi felicidad es tu bienestar,
que te llevo en mi alma,
que pase lo que pase, siempre allí estaré,
no habrá tormenta que lo impida.

Quien con la habilidad de mis manos,
para hidratarte y mimarte de una vez,
quien sabría la tersura justa de tu piel,
quien con la memoria afectiva...
para saber donde pulsar,
donde besar
y donde venerar.

Me enseñaste del amor sensible,
a través de la tibia cercanía de tu cuerpo,
un abrazo bastaba para querer vivir.

Me dicen que quizá no despertarás
y me derrumbo por dentro
y sigo fuerte por fuera,
para no causar compasión...
y que me impidan verte,
porque ese seria mi fin.

Solo estar allí,
parado ante ti,
recordando los felices dias...
los abrazos descuidados por la espalda,
cuando no sentías mi presencia...
nunca te asustaba,
solo te apretaba contra mi
y ronroneabas
y cerrábamos los ojos
y sentíamos... el cielo en la piel.

Hoy sin ti, la vida ya no es vida,
el cielo se mantiene gris,
mi cuerpo anhela tu calor,
el amor que escribí en tu piel,
sin lastimarla,
solo en la medida justa,
evitando un beso más,
aprendiendo límites,
reprimiendo excesos,
no se puede ya borrar,
amar sin lastimar.

Pero si no despiertas,
dormiré a tu lado,
te amaré con la mirada,
soñaré contigo,
te leeré poemas
y los escribiré solo para ti.

Le contaré al mundo,
mi triste felicidad, con versos
y algún día, cuando decidamos irnos,
que con esas hojas ya amarillas,
cubran nuestros cuerpos...
y nos convertiremos en palomas,
de las que soltaban siempre una pluma,
la que tu recogías curiosa,
y no entendías cuando te decía,
que algún día sería nuestro vestido,
volaremos lejos
y ya nadie nos separará.

Te amo, mi Monita ñeñeñé.

Ron Alphonso
8 de enero 2021