Tus caricias son como la llovizna,
deslizándose poco a poco,
en los caminos de este cuerpo,
suaves cristales que se alojan en mi pecho,
que se alimentan de mi alma y pasión.
Taciturna noche de recuerdos húmedos y besos tibios,
palpitantes de amor se entregan los amantes.
La noche negra y fría, absorta está,
ante el frenesí de nuestros cuerpos,
la entrega de dos seres terrenales,
la unión de Júpiter y Saturno.
Tu lengua que moja mis rincones inéditos,
que se lleva de golpe mis miedos,
que me hace nombrarte mil veces hasta la redención.
Deja,Dios mío, que recuerde por siempre,
esta taciturna noche en que lo amaré.