Los manantiales se mezclan con el río
y los ríos con el océano;
los vientos de el Cielo se mezclan por siempre
con una dulce emoción.
Nada en el mundo está solo:
todas las cosas, por una ley divina
en otro ser singular se mezclan —
¿por qué no yo contigo?
Ve las montañas besar el alto Cielo,
y las olas abrazarse unas a otras;
ninguna flor hermana sería perdonada
si despreciara a su hermano;
y el rayo del sol abraza la tierra,
y el claro de luna besa al mar —
¿de qué valen todos estos besos,
si tú no me besas a mí?