Llevamos a cuestas los recuerdos septentrionales
infinitos del universo de los cocodrilos y las arañas
tumbamos boca arriba a los sueños de las cucarachas en el dolor del silencio
fingimos alegría en espacios al azar
cuando en realidad estamos hechos trizas
añoramos los días en que eramos niños y nadie nos presionaba, no había apariencias, no había un \"lenguaje para adultos\", no se desgarraba el corazón por un amor que ya fue
eran días felices, de hojas libres, de Sol alegre, de calles misteriosas y pistas luminosas