Felito, hoy estoy sentado a la mesa de mi casa,
donde estoy mirando tu retrato.
Me acuerdo que bailábamos al
compas de Michael Jackson.
Hoy me acuerdo,
aquellos momentos felices,
jóvenes; el tiempo no tenía límites.
Por la isla, en la Parguera, Boquerón,
aun en el rio Guanajibo, tú y yo, unidos.
Me acuerdo que no podíamos parar,
Felito, en aquel tiempo juntos.
Felito, tú te fuiste
un día de septiembre, un martes,
pero, en vez de irte riendo, estabas triste.
Y yo sin poder ir a verte,
luego te encontré durmiendo para siempre.
Y ya la sombra del tiempo arropa el recuerdo.
Oye, Felito, espérame
No tardo. Bueno, allá continuaremos bailando.