Soneto De Dolor
Ya nada más me aclara la memoria,
Ni aún tu dulce recuerdo como antes.
Mi mente tan confusa es una escoria,
De nubes y sus sombras muy errantes.
La vida diome solo ingratitud,
La muerte pronostica falsedad.
¿Hacia qué senda inclinar mi actitud,
Si ambas ofrecen manos de frialdad?
Ya la dulce sombra de aquella palma,
No me sirve más de firme atalaya.
¡Oh que dolor, amiga, vive en mi alma!
Cuando perdida la fútil batalla,
Veo a la muerte con esa vil calma,
¡Acercarse a mi ser, la muy canalla!
Tom Duque
Oct-29-74
Salt Lake City, Utah.
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