Elisa es

Un adiós sin oyentes,desolado

Una montaña es sinónimo de grandeza, de altitud, de volumen. Asociamos a las montañas con la naturaleza imponente,  con la majestuosidad que nos rodea, que nos deslumbra, pero que también nos abraza a la vida, llenas de fauna, de flora. Una montaña es un relieve que inspira el arte, que toca la poesía y los cánticos. Una montaña puede ser hielo y también explotar y hacer arder el suelo. Una montaña, pienso en una montaña, como una fuerza que acompaña al tiempo, son ellos, no nosotros, nosotros solo somos polvo, nunca seremos como las montañas, nosotros nos apuñalamos, nos rompemos antes de arder, y matamos antes de nacer. Nosotros, insistimos en separarnos de la naturaleza hasta el punto de hacernos un tercero, somos ellos y nosotros. Así decidimos ver a las montañas, como el reflejo de lo que no somos, pero equivocados estamos, nos quitamos todo el musgo, nos arrancamos las flores del pecho, acabamos con el fuego y secamos el hielo de adentro. No estamos solos, estamos desolados. Por eso el amor ya no crece, se muere, por eso nuestras lágrimas ya no van a los ríos, se forman como grietas, por eso tú y yo no veremos el mañana, porque no somos como esas montañas, tan solo somos tierra seca. Adiós amor mío, yo me quedaré contemplando el cielo, a ver si alguien se apodera de mi forma y me hace reencarnar en cumbre.