Virginia A Hernandez

Desasosiego

¡Tengo miedo…!¡Amor mío, tengo miedo...!
Inclinándose a la razón mi alma está
por incredulidades en mi afanado corazón,
los cuales con tormentos vislumbra mi cerebro,
traspasando así mi peculiar temperamento,
y me ata a funestos recuerdos.

¡Querido…!
El miedo a cosas inesperadas
arrebata las fuerzas que me dabas,
y sola voy quedándome.
Aquellos deseos futuristas sustentan
la espera de oscuros años que transitan
en pasos inexistentes.

¡Tengo miedo...!
¡Oye mi voz silente que implora
el regreso de tu apocado amor!
Eres en mis sueños irreales
la perfección fugaz que adolece mi abulia,
haciéndome morir de a poco.
Y para colmo de un decente amor,
el cual traicioné,
me réplicas “conoces las sendas”,
pero no ves que siempre me desboco.

¡Debes luchar...!
Me repites chocando mi conciencia.
Y el cansancio incrementa con los días,
incrustándose en mi flácida dermis,
convertida en mierda.
No sé, por cierto, si es por causa tuya
o por los hipócritas que dicen amarte,
pero te dañan tanto como yo;
sin embargo, ya ando como excremento.
Y sabes, óbice de amor,
que en mi desosegado universo
toda yo desacuerda.