“…Y sus negros ojos, disiparon las angustias que yacían en el corazón.,
Negros ojos, fulminantes, pues su brillo discierne los más oscuros sentimientos que entristecen el alma.,
Negros ojos, llevan implícito el calor en aquellas noches frías.,
Negros ojos, trasladan en el viento el dulce aroma que dilata lo fétido de la vida.,
Negros ojos, en su mirar me hala a un vals de notas soñadoras, cuán Danubio Azul.,
Negros ojos, que en su iris prospera la felicidad en el vaivén de mi existencia.,
Negros ojos, nunca me dejen de mirar pues sería efímera mi presencia.
Negros ojos, que los míos han de mirar por siempre,
Saidel Paternina”.