Soy el dorado crepúsculo que surge de la penumbra,
donde se durmieron mis sueños y vagaron en nubes,
para llegar a iluminar tus ruinas, con el sol.
Soy una de tus sombras, muda,
como queriendo huir de las nostalgias,
en medio de astros y palomas blancas,
viajera hasta tu puerto de besos y caricias,
destellos de mi alma sin amarras.
El mar y tú, unidos en las olas hasta mi puerta,
no seré yo quien detenga a esta ave que navega
entre el cielo y el espejo que vislumbra nuestras alas.
Voy al vuelo azul del aire y mi ternura
cuando duermes tus sueños de esperanzas.
Afuera, el viento gozoso, no sé, me empuja
a ser mariposa sobre tu engreído pecho,
revoloteando en tu pluma de poeta,
y entonces tus letras me aprisionan con sus garras.
¡OH glorioso sol! que irrumpe en la marina alborada.