Ven a verme ahora,
despídete de mí como las olas del mar,
vierte la brisa de cada día en mi pecho,
has florecer los campos y las aves cantar,
perpetua mi sueño y cobíjame en tu regazo,
sonríeme con el sol de las mañanas.
Ven, y sentado desde la luna,
se el guardián de mis pasos.
Alúmbrame cuando de luz carezca y,
abrázame en mis tristezas.
Ven, y se mi voz,
se mi velo estrellado.
Ven, y dame paz.
Aquí te estaré esperando.