En un pasillo hospitalario fue que un día te conocí,
yo deambulaba muy silencioso sufriendo a ciegas con mi dolor,
sin saber nada sobre tu vida y con sólo verte llegué a ti,
no presagié desde aquel entonces, que tú serías mi gran amor.
Allí dolido, tú no sabías cuanto mi ser te necesitaba,
allí perdido como yo andaba, era como ave sin su nidal
esa bondad que leí en tus ojos, era un sentir que no imaginaba
que cierto día serías mía y te daría mi amor tal cual.
El hospital y sus pasadizos eran lugares de intenso frío,
pero aún lejana, siempre abrigabas mi ilusión
mi emoción siempre recorría esos espacios tristes, vacíos,
con la esperanza que un día presto, yo llegaría a tu corazón.
Aquél momento pedí tu ayuda, sólo quería yo tu amistad,
y sin saber si me la darías, sentí que fuiste de utilidad
tampoco supe que días más tarde, yo sentiría felicidad,
por tu cariño y tu belleza tan señoriales, de majestad.
Los días fueron así pasando, debo decirlo, me enamoré,
estaba todo como embriagado, con las pasiones dentro de mí,
dije en silencio tú no imaginas lo que yo siento, te amaré
por eso vivo para buscarte, porque no puedo estar sin ti.
Te fui hablando y poco a poco, alguna vez te sentí despierta,
estabas llena de emociones, tú aceptaste mi invitación
espero viva en tu recuerdo mi tierno beso allá en la puerta,
como sentí yo al alejarme que fue tu beso gran sensación.
Hoy que el tiempo ya ha pasado y eres tan solo bello recuerdo,
te tengo siempre a ti presente, nunca saldrás tú de mi memoria,
fue la distancia la que imprevista mató el amor que yo bien me acuerdo,
tengo presente aquellas tardes cuando llegábamos a la gloria.
Mirando atrás no puedo negarlo, todo fue bello como ilusión,
ahora tú sigues en tus quehaceres y yo en silencio siento dolor
en esa sala de cirugía sigue latiendo mi corazón,
y mientras pienso que tú regresas, quiero en mis versos, sientas mi amor.