Qué importa la distancia,
el castigo de verte intacta
sin heridas provocadas
por mis besos justicieros.
Qué importa verte así,
mostrando que tu cuerpo
tiene peligrosas curvas,
que tus ansias tienen vida,
que tus besos también necesitan
similares donde ahogarse.
Qué importa que te marches
y camines a lo lejos,
cuando puedo deleitarme
al compás de tus caderas
que me apresan en silencio
sin poder dar opinión alguna
sobre esa hermosa figura
que brilla ante mi desespero
y formula en mi cabeza
nefastos pensamientos.
Qué importa quererte en vano
si tu ausencia hoy provoca
que me detenga y escriba,
que cierre los ojos y sueñes,
que me despida cada noche
anhelando la mañana siguiente
para volver a saludarte; verte.
Qué importa la distancia,
el castigo de no tenerte,
si soñarte hoy me ilustra
que siempre existirán razones
para querer vivir, luchar y
darlo todo por tal de convertir
anhelos en recuerdos,
deseos en victorias,
palabras en historias
y miradas inestables
en mil abrazos y mil besos.
Eric Rancol González