Amanecer dieciocho
Mi fé moverá las montañas...
las que sea necesario mover,
para que el nuevo sol de cada mañana,
te broncee la piel
y haga brillar tus cabellos de oro.
Poco a poco se van abriendo,
los cofres de las esmeraldas,
se que esos ojitos, me volverán a ver sonreir.
Vamos mi bella durmiente, lo lograremos.
Hoy pude volverte a abrazar,
te senté en la silla de la ducha,
que feliz me sentí,
vamos muy despacio...
pero con decisión.
Aún en tu mundo de sueños,
te encanta el baño,
el agua te relaja
y tu respiración me regala...
la paz de tu alma.
Hoy sé que Dios, nos devolverá los abrazos
y nosotros daremos fe del amor,
como remedio para todos los males.
Pronto... leerás los escritos que he preparado para ti.
Pronto... dejarás de abrazar almohadas
y me abrazarás a mi.
Pronto... muy pronto, la pesadilla terminará
y nuestros sueños se harán realidad.
Gracias, por haberte decidido,
seguiremos el camino y de la mano.
Gracias por haber llegado a mi vida
y haberte quedado.
Gracias por demostrar que el amor existe
y solo hay que buscarlo con paciencia,
en el lugar que se esconde.
Gracias mi Morita de estación,
aqui sigo con paciencia de pescador
y con la ilusión de Icaro,
por mejores vientos para poder volar.
Hoy mi alma, se relaja y expande,
me cuesta tenerla en el cuerpo,
quiere manar por mis poros.
Me devolviste la vida.
Ron Alphonso
12 de enero 2021