Son efímeros los colores de tus gestos,
este tiempo pasado y perdido,
la tangible lejanía
se convierte en pupilas de los montes.
El cielo no es cielo y el mar no es mar,
los versos se quedan truncados,
se convierten en escrutinios del alma
para entrar en el jardín de Venus.
El aire por sus esquinas,
busca la vacuidad del orbe,
lo efímero nos libera o quizá nos desespera.
solo el poeta puede cristalizar las emociones fugaces.
La amapola es una flor transitoria,
el silbido de un pájaro,
un olor, un ocaso, el humo de una chimenea,
un suspiro, una emoción, la nota de una melodía.