Qué inmenso puede ser el vacío, que profundidad puede haber en la existencia desoladora, y qué dolor puede haber en algo tan estructurado como mi alma. Me siento en un plano subyacente, no sé en qué lugar habita mi mente, me gustaría tener coordenadas para ir a buscar aunque sea algo de paz. Quisiera dejar de sentir o de existir, ya no quiero recorrer las mismas calles, perdieron su color un par de cuadras atrás, y las personas siempre tienen las mismas caras y en cada uno de ellos se reflejan cada uno de mis sentimientos, hace tiempo que no veo una sonrisa, los ruidos de los autos ya no son bocinas sino llanto, y además, parece ser que hay mucho tráfico, las casas ya no encienden sus luces parece que allí adentro no hay nadie y que todo se ha apagado, el cielo está gris, ya no tiene colores y en mis ojos puedo ver toda la agonía de la vida, porque en las calles está toda mi tristeza, porque en las calles está conmigo todo mi dolor y este no se va aunque no me sienta presente, el se presenta se sienta y siente, aunque no lo haya invitado a tomar asiento.