Nostalgias.
Que cicatrizan sobre otras,
que no se cansan,
ayanan mi garganta,
inquietantes,
pusilánimes.
Y aquí voy,
ya serena andando,
como flor al sol,
siguiendo un rumbo,
tras mis pasos
hundidos lentos.
Y esta vez,
que huí de la avería ajena,
una pesadilla que vuelve,
que amordazó mi boca
y extendió mis brazos
con la portezuela abierta.
Nostalgia.
Puta nostalgia que envenena,
que busca embriagar
a cada una de mis venas,
que no para pero me seda
el recuerdo a medias.
Nostalgia,
que no te cansas de existir,
de vivir en mi memoria,
de vivir hasta partir.
Y aunque la lucha es diaria,
puta nostalgia,
me envena entre licor y frutas,
y que a pesar de todo,
yo ignoro cada dia.
Bea Ramírez
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