Hoy pienso en ellos...
En todos ellos y me pregunto, Dios ¿a caso es justo que sufran?
Y comprendí que este mundo no es justo, pero que puede ser mejor.
E incliné mi rostro y le pedí a Dios:
Por eso niños que están expuestos en las calles, vendiendo... Truncados de su inocencia obligados a trabajar por padres sin recursos o sin escrúpulos.
Por esos niños que están en medio de una guerra, atrapados entre balas y cañones. Por aquellos atrapados entre palabras y riñas, que atacados viven entre una guerra sin tregua dentro de casa.
Por esos niños que son arrancados de su familia y terminan vendidos o descuartizados sin órganos.
Por aquellos que son vendidos como ganado, que son prostituidos y alejados de toda vida e inocencia.
Por esas niñas que hoy dejan su inocencia por ser esposas, quitandoles la infancia que por derecho les corresponde.
Por esos niños que viven con el rechazo de una madre, por el odio incontrolable de una sociedad que los cataloga por no ser deseados. Por esos que han sido tocados y marginados por su cabello, su color de piel, sus ojos, su origen o porque les falta una parte, piensan diferente o se comunican diferente.
Y que decir por esos que son abortados, que no pidieron venir al mundo pero deciden por ellos. Como si no bastara el rechazo también les toca ser truncados y desechados.
Que cada niño tenga un corazón lleno de paz, de inocencia, de fe, que en ellos no existan etiquetas, odios y resentimientos.
Que cada niño del mundo pueda sentir ese abrazo de parte tuya Dios y se recontruya su frágil y delicado corazón.
Que en este mundo cruel y agobiante puedan seguir adelante sin sentirse menos, que se sientan amados, escuchados y honrados.
Y que cada niño sienta tu amor, sin importar si existe, si está en el vientre de su madre o si aún no existe.
Porque son el futuro y son los únicos que pueden cambiar este mundo ensombresido y lleno de tando odio.
Y en algo debe cambiar este entorno en el cual decimos vivir.
-Joss-