Ya no tengo que jugar a que no estés.
A buscar tus imágenes entre las cosas del pasado.
Por fin te has ido
y ahora ya puedo sentarme a escribir el poema sobre ti
sin inventar el insomnio.
Ahora puedo llamarte por cualquiera de tus nombres
y tengo la certeza de verte aparecer
con solo frotar un vaso,
o escribir cualquier palabra en el abismo de una página.
Todo es sinónimo de ti
un plato vacío,
un búcaro con flores secas.
Lo sé
ya no estás,
pero me dejas algo más que un silencio
y demasiadas interrogantes, para las que aún
no encuentro respuestas.