El horizonte, mi viejo amigo,
siempre me acuerdo de ti
cuando estoy triste.
Imagino tu línea divisoria en muchas ocasiones
incluso al leer un libro,
\"cuando a vista de mar y cielo están separados
por tu franja dorada del paseo marítimo de Colombo\",
lugar que no conozco;
sin embargo, desde ahí sentí la inspiración.
Eres, horizonte, la lejanía del alma abatida
cuando quiere escapar
y solo su imaginación puede,
eres el puente entre lo real e irreal,
la certidumbre para calmar un corazón roto.
Se que en tí está Jehová
porque te creó cuando instauró la tierra
y puso límites a la distancia;
tu franja, entre cielo, tierra o mar
es el punto mas lejano a la vista humana,
es el encuentro entre lo físico y lo espiritual.
Allí, es justamente donde me gusta mirar,
donde desearía estar, sabiendo que eres inalcanzable.
Solo el sol puede posárse sobre ti,
solo él puede besar tu filo de terciopelo ámbar
y perderse en la largura;
en tí, vuelve a renacer.
Muerte y vida, día y noche,
luz y oscuridad penetran en tu confín;
bordéas la distancia haciéndonos pequeños
a todos los que te observan.
Eres la lejanía, alcanzáble a veces para los ojos,
los míos siempre estarán para ti.
Y.C.´20-Tuki