Dime, dime, dónde estás,
que no veo tu belleza,
dónde estás ni gran princesa
dónde, dónde tú estarás;
dime si acaso te vas
o tal vez quedaste presa
de esa locura traviesa
de buscar tu libertad,
el renunciar al honor
a la dorada prisión
por defender al amor
es muy sabia decisión;
todo pierde su valor
donde no alumbra ese sol...