Amanecer veinte
Mi bella durmiente,
sabía que no te resistirías a mis besos.
Esa charla que tuvimos, me encantó.
Estabas con tus ojitos abiertos a la mitad.
Me pegué a tu cara y te pregunté:
me escuchas ? Parpadeaste.
Estas tranquila ? Parpadeaste.
Quieres volver a casa ? Parpadeaste.
A todas estas, Monita, me amas ?
Tu parpadeo tardó y de pronto...
moviste tu cabecita en señal de afirmación.
Oh Dios, nunca un si había sido tan importante para mi.
Desde ese mundo de sueños,
tu... si, derritió mi alma, quería gritar,
pero una sala de recuperación post cirugía...
no era el sitio apropiado.
Apreté mi cara contra la tuya y te dije:
te amo, mi amor,
te sacaré de esas sombras
así tenga que robarme el mismísimo sol.
Una vez más me hiciste el hombre más feliz del mundo.
Si mi amor, tendrás tu casita blanca, mi bella durmiente,
si quieres de criados a los siete enanos,
de jardinero al lobo feroz,
de cocinera a la Cenicienta, dímelo
y los conseguiré, para ti... lo que sea menester.
Ya podremos conversar, como siempre,
de lo humano y lo divino,
este tonto que te adora,
escribirá mil versos para ti
y sé que algún dia balbucearás:
lo que se te ocurre, mi amor...
y yo, rodearé tu cinturita con mi brazo,
tomaré tu mano, te miraré a los ojos
y bailaremos un vals...
Ron Alphonso
14 de enero 2021