Cuando el soberbio se atreve
va negando hasta la historia
borrar quiere la memoria
y en discursos lo promueve.
Las heridas él remueve
del conflicto tan sangriento
con su burdo atrevimiento
al decir que fue una farsa
hoy se agita la comparsa
en un fuerte movimiento.
Y quien olvida su historia
a repetir se condena
error que desencadena
la palabra de una escoria.
Y la paz fue una victoria
para el pueblo ensangrentado
que llorando acongojado
a sus muertos sepultaba
y con dolor les lloraba
con su cuerpo cercenado.
Y quien la soberbia aplaude
tendrá segura su paga
que filuda como daga
cortará con su defraude.
Y quien al soberbio ayude
su tierra, estará sangrando
el dolor que irá brotando
con hiel de su misma tierra
que obnubilando la guerra
puede terminar llorando.
La verdad debe imponerse
para vencer la torpeza;
y, antes que haya más tristeza,
la historia debe leerse.
La farsa puede vencerse
con la verdad empuñada
porque está muy maltratada
y hay que seguir con la lucha
con toda fuerza canducha
hasta la nueva alborada.