En el rincón de una casa abandonada
entre polvo, bichos y trebejos
sucia y rota suspira una muñeca:
“Las épocas pasados parecieran ser mejores
pero siempre los amos son los mismos
que maltratan y tiran sus juguetes
cuando la edad mengua el interés
Quién pudiera ser por siempre niño
y azuzado por la inmovilidad de su juguete
lo incitara a imaginar:
hacer de una caja una mansión
del duro piso intrincada jungla
héroes de cartón, barcos de papel
figuras inmóviles de plástico
cobrando vida entre sus manos
Heroísmos y villanías por crear
Ternura y valor por experimentar
brazos que ayer me acunaban amorosos
hoy buscan coquetos otras sensaciones
mi piel áspera, sin caricias y sin besos
Junto a canicas y trompos astillados
mudos testigos somps de juegos obsoletos
Quién pudiera ser otra vez niño
y traer de vuelta el ingenio y diversión
quién pudiera pintar todavía en la pared
y moldear en el lodo sin ascos ni prejuicios
quién pudiera mirar al semejante sin recelo
y decirle simplemente ¡vamos a jugar!”