En un recóndito lugar divino,
junto a la asombrosa naturaleza,
una fábrica escondida, ruidosa que bosteza
llevó mi vida a meditar, adivino.
Nadie sospechaba que existiera
un lugar tan alejado y cercano
que con su negrura y con un mecano
tanta energía, a la vida, consiguiera.
Se turnaban los quehaceres
para que a nadie le faltara
una luz en los hogares.
Mientras todos funcionaban
los sentimientos ajenos y vulgares
por aquellos lares, no transitaban.
Trabajo duro, noches en blanco,
manejando el carbón
que arde en el hogar estanco.
Muchos dejaron su corta salud
en ambiente, de carbón, contaminado
y algo de esclavitud.
Todo sea por el bien de la multitud
que proclama la salvación
de este planeta en decrepitud
¡No deberían haber merecido
tal final desaprensivo¡… inadvertido.