He despertado de un mal sueño,
más bien fue una pesadilla.
Algo muy dentro de mí
dice que mi hermano ha muerto.
Un nudo en la barriga
corta mi respiración.
Me he levantado a fumar
un cigarrillo y a escribir
esta amarga sensación
que se apodera de mí
y acrecienta mi dolor.
Estoy mal, tengo ganas de gritar,
de maldecir y llorar
cuando siento la impotencia
que me corroe por dentro
y no logro descansar.
Cada noche ocurre lo mismo,
cada día aumenta más
este martirio que duele...
no sé, cuánto lo podré soportar.
Esta ausencia de mi hermano
que muy dentro, en mi interior
dicen que me lo mataron,
Dios quiera que sea un error
todo cuanto estoy pensando.
No quiero tener la razón.
Las pastillas no me duermen.
Las pesadillas me desvelan.
Las horas se hacen eternas y
el alba al sueño me entrega.
En mi soledad me aíslo
para escribir lo que pienso...
sin sentido, sin pausa,
sin saber que significa esto.
Toda esta mierda
que mi cerebro acumula
en estas noches amargas.
Espero a que se consuma
otro cigarro ahumando mi garganta,
para volver a dar vueltas
acostado en mi cama.
No puedo conciliar el sueño
y me vuelvo a levantar.
De nuevo enciendo un cigarro
y otra vez a fumar
un cigarrillo tras otro
aumentando mi ansiedad.
¡Dios mío! ¡No puedo dormir!
Este insomnio me está ahogando.
Los recuerdos que me afloran...
en mi alma, mi mente, en todo mi ser
sigue y sigue atormentando.
Ermanué (c)2021