Quiero soñarte al borde de la peña
lindante al precipicio, y así,
si mi razón se vuelve loca,
le bastará con un salto
desde la roca al abismo.
Me dicen que estoy loco,
que, ¿cómo siendo ciego
voy siempre sonriendo
por esos caminos?.
Que si no veo los ríos,
ni el campo, ni el sol,
ni la nieve, ni el verdor
del prado...no veo la vida.
¡Como se equivocan...¡
Para mi, eres tú la vida,
y a tí te tengo a fuego
grabada en mi retina.
Si no oigo tu voz en algún momento
del día...no se vivir.
Y querré morir
si tu alguna vez dejases
de escuchar la mía.