Los bostezos de las inculcadas y refinadas piedras
y sus diarreas inesperadas
a destajo innumerable de alcanfor bioláceo...
duerme Dionisio en tus pesadilla de fracaso
duerme hombre de sonrisa fingida y billetera apesadumbrada;
ya las hojas de los libros gritan : libertad!
y no hay espacio en las pantallas de los televisores
para gritar y desear la muerte a los ancianos
tampoco hay carne ya en este mundo
y una garúa sorda pega en los oídos de las estrellas
y un presentimiento de ternura y odio brota de las ciudades y de las nubes de la sierra
son las verdades recalcitrantes de la muerte