Miguel Angel Garrido

PARÍS SIEMPRE

Aún recuerdo con ternura las noches en que tú

invitabas a que el amor

siguiera siempre a nuestro lado, y que rota la melancolía

quedásemos solos los dos.

 

Un minuto de placer

parecería suficiente para rendir cuentas

con la eternidad. A pesar de que algunas veces

el dolor acudiera.

 

No obstante, incluso el amor

más dulce acaba arrastrándose por ese vacío

del que nadie se excluye,

mirando con curiosidad todo lo vivido.

 

Mas la memoria no engaña,

y ni siquiera los años pueden desdecir

aquel deslumbramiento,

la luz de tu cuerpo bajo el puente de París.

 

Tu recuerdo todavía cálido, se pierde

tras esa soledad que nunca

podrá vencer el amor

de nuestros besos en el río, bajo la luna.

 

La luz muerta cayendo sobre esa avenida,

St. Mande, de edificios blancos,

aún me seduce, y su imagen desde la ventana

del hotel, con el perfume seco del cuarto.