Ojos azules de todo tiempo,
que lloran mucho, nunca contentos,
que miran lejos, que miran tiernos,
que ven la hora, los sentimientos,
la gran aurora del sufrimiento
y las palabras que lleva el viento.
Ojos verdosos, grises de ensueño,
que en la mañana miro sin miedo,
porque me calan, me calman toda
con la mirada que nada toca
en la jugada de hojas de sombra,
en tu cariño y en mi recuerdo.
Conjuntivitis que va comiendo
cerebro y ojos en sufrimiento,
la gran locura de los recuerdos
en la parada del movimiento.