Te sueño en la vieja mecedora
que dormita en el porche de tu casa.
Te sueño bajo las recias encinas
que dan sombra a las piedras milenarias.
Te sueño de la mano mía, mientras ríes
y piensas en algo, y en alguien...
y en eso que sabes que no sabe nadie.
Te sueño cuando vienes a mi y en
susurro me dices, ¡ quién pudiera abrazarte ¡
quien pudiera abrazarte
debajo de las ramas de la encina grande.
Por eso cada día yo te sueño...
al morir el alba...al salir el sol
y al caer la tarde.
Nuestro secreto
quiero que sea secreto nuestro.
De ambos dos solos, solo lo quiero
de nadie más, que solo es nuestro.