JM.Enríquez

Y de nombre Rosa.

Y de nombre Rosa.

Tu rostro limpio, tus manos suaves como pétalos en flor. Y tú alma de colores rojo, amarillo y blanco. Como una rosa en un campo florecido lleno de margaritas y mariposas revoloteando, posándose, alimentándose de tu néctar de tu polen que brilla con la luz del sol.

Y de nombre Rosa.
Rosa en flor. Pletórica y expuesta a las inclemencias del tiempo y a las hierbas que se aferran a tu tallo creciendo en- rolladas a tu cintura, buscando la luz del sol.
Pétalos que adornan el paisaje al recorrer-lo con mis ojos, que embriagan mis sentidos al inspirar tu aroma desprendido y mezclado en el aire que se adentra en mis fosas nasales, aliviando mi hastió y endulzando mi vida con un lazo invisible de regalo y amor.

Y de nombre Rosa.
Rosa sin espinas que se claven en mi piel, rosa que adorna mi camino y me alegra los sentidos al despertar con la luz del sol.
Poemas miles adornando jarrones y jardines con tus colores diversos y tu presencia en cada rincón por donde me muevo y te siento, como el aire que penetra mis pulmones y me da el aliento para seguir vivo contemplando tu belleza en flor.


Y de nombre Rosa.
Que bonito nombre para una bella flor. Para una mujer, que ha lucido sus pétalos al sol. Acariciada por el viento y envidada por los Dioses, por ser eterna y bella con aroma y esencia que embriaga y vuelve la locura en pasión. . Marcando las estaciones que refrescan el alma de los que sienten su presencia haga frío o calor, estés lúcida o simplemente en tallo con hojas verdes esperando la salida de un nuevo día, para ver cómo florecen en tu cuerpo los capullos que se convierten en flor.

Y de nombre Rosa.
Sin espinas, sin más pretensiones que seguir el ciclo de la vida  floreciendo al sol.
Hasta la luna se siente atraída por tu color. Provocando un eclipse a escondidas, robando-te un ramillete de flores amarillas, blancas y rojas y esparciendo-las en el universo para pintarlo de colores y llenarlo de estrellas adornando el arco iris y polvoreando la aurora boreal hasta el infinito, dejando perplejo los ojos que contemplan estupefactos la maravilla de tu esplendor.

Y de nombre Rosa.
Rosa sin espinas.
Rosa en flor.