Tu tampoco me lo dijiste,
solo que te gustaba,
en medio de una faena
llena de atracción y besos,
que nos debíamos hace un tiempo,
pero sentías que mi piel
era de un sabor exótico
para tu paladar ansioso.
Sentías que no me querías soltar,
que mis besos eran demasiado para ti,
que mis caricias te relajaban,
ellas te hacían sentir menos solitario,
y también,
olvidabas que tenías una hija no deseada,
y que merecías una mujer leal y real a tu lado,
pero también sentías que
no me debías atar a ti,
que no me podías corresponder,
por tus obligaciones
como padre, hijo y profesional.
Saber que todo eso me importaba
un poco menos que tú.
Tú, que en verdad,
valías mucho más de lo que te tocaba ser.
Nunca me lo dijiste,
pero entiendo que tuvieras miedo,
pero yo ya no puedo cambiar nada,
porque no quería hacerlo,
y sé que llegará alguien a quererte
tal cómo eres y lo que tienes.
Tal vez, tu presentías que yo veía
esa aurora misteriosa y atractiva que irradiabas,
y en la que yo estaba atrapada,
y no me quería salir,
pero de la que me obligaste a salir.
Pero sabías,
que necesitabas sentir una mujer,
Yo también lo sentía,
quizás no como yo,
pero la necesitabas.
A alguien que te ayudara
a ser más llevadera tu vida
con unos besos y
encuentros apasionados.
Yo no te estaba pidiendo compromiso,
te estaba pidiendo compañia,
pero no podía rogarte
cuando no querías.
Kab.j