ZMRS

**~Novela Corta - El Fantasma en la Ventana - Parte Final~**

Cuando el Sr. Derick Phills, se disponía a laborar con el textil, llega el fantasma en la ventana, toma un pétalo de rosa y la huele, y le dice desde la ventana, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y huele el pétalo de la rosa, y casi le extrae el alma al Sr. Derick Phills, pero, no, no, todavía no le convenía. Y él, el Sr. Derick Phills, le dice -“repetiste lo mismo que yo le dije a la señorita Ponf, cuando llegué a la oficina”-. Y el fantasma de la ventana hace un vuelo y se le posa en la parte de atrás de su cuerpo, a sus espaldas cuando él dice que, -“sí”-. El fantasma de la ventana un travieso, pero, inocuo fantasma de espectro de color blanco. Y él, decidido y curioso en saber quién será, sólo se dedicó en cuerpo y alma a hacer su trabajo y su labor quedó impecable por un tiempo, pero, hubo un tiempo en que el destino abrió pasó a hablar con el fantasma, e incluso el fantasma se olvidó en buscar a su alma en el cuerpo del Sr. Derick Phills. Cuando de pronto se hizo muy amigo de Derick, incluso lo ayuda demasiado en hacer su trabajo si era él mismo, el Sr. Hilt Brown en su propio negocio, y sí, sabía de todo cuando él era el dueño de todo y le gustaba la labor del Sr. Derick Phills, cuando en el desenlace se llevó una sorpresa y fue que en el medio de todo, se dió una terrible sorpresa que su labor sería premiada, pues, en el ocaso del día le fue entregado un premio salvando su labor como el empleado más eficiente de la compañía. Cuando en el suburbio de lo ocurrido se dió como el mismo instante en que se laboró terriblemente y con una labor tan excelente que en el ocaso aquel fue premiado sí. Y era una cajita la sorpresa para el Sr. Derick Phills, y esa cajita lo que contenía era la fantasma que lo perseguía, cuando en aquel balcón abrió la cajita y salió él, el fantasma más temible, pero, sin hacer daño le dijo en secreto -“eres yo y yo soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y le dió a oler el perfume de la rosa. Cuando en el suburbio de la horas existentes lo conoció, y le dijo que era el fantasma de la ventana, el que guardaba en el olor y en el aroma de una rosa, todo su capricho exótico en salvaguardar su fortuna y en saber que por delante de él, del Sr. Derick Phills, estaba y se hallaba toda su fortuna si él, Derick hacía lo que él decía. Y sí que lo que hizo fue eso ser como todo el Sr. Hilt Brown, hacía lo mismo que él, en cuanto a la labor con las telas en la industria textil. Cuando en todas las mañanas se dedicaba a regar y cuidar a la rosa, le daba agua y sol por la ventana donde camina el fantasma el Sr. Hilt Brown, como un fantasma en la ventana. Y él, huele a rosa, todas las mañanas tomaba un pétalo, y lo huele, pues, su esencia era el mejor aroma para comenzar el día laborioso como el Sr. Hilt Brown lo hacía en su oficina. Sin saber ni sospechar que esa rosa tan prendida y tan bella estaba y se halla toda la fortuna del Sr. Hilt Brown, en la maceta. Era una carta como un testamento real, porque él, el Sr, Hilt Brown, no le dió tiempo de realizar un testamento, pero, por casualidades de la vida escribió en ese papel a quién le dejaría toda su fortuna, si el Sr. Hilt Brown, era un hombre solo y sin familia, sabía que algún día llegaría la vil y mortal muerte sin poder sobrevivir. Y sí, fue así. 

Si el Sr. Derick Phills, caminó cerro abajo, dejando saber de su encomienda como su gran y eximia labor. Cuando en el reflejo de la luz universal, aparece el fantasma inocuo y trascendental como si hubiera sido algo misterioso y en secretos se le aparece al Sr. Derick Phills, y le dice que, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y él, Sr. Derick Phills, no le hace el menor caso cuando, de repente, hay un automóvil que atropella al Sr. Derick Phills, y éste cae en el pavimento caliente y frío por su cuerpo y ya su alma voló al cielo, como premonición de un desastre tan vil y tan cruel como el haber perdido el alma del Sr. Hilt Brown en un aparatoso accidente. Y el Sr. Derick Phills, va en ambulancia hacia el hospital al mismo donde murió el Sr. Hilt Brown, y éste se le aparece en una psicosis casi con un mareo donde le dejó su alma la que él, el fantasma buscaba, pues, de repente, salió de su cuerpo asustado y vil herido por ese accidente casi mortal. Y pasan cinco días y el Sr. Derick Phills, inconsciente, débil y sin más ánimos que la misma muerte. Herido en su mente, él, piensa e imagina, en su esencia de profesional del textil, piensa en toda su vida, y más en su futuro trascendental y no vé más que dolor. Cuando en la neurastenia perdida, el fantasma llamado el Sr. Hilt Brown, el dueño del almacén de textil donde labora el Sr, Derick Phills, se le posa dentro y le revive a su débil corazón, dejando atrás un siniestro tan cálido y tan perdido como el haber sido el dueño y señor de todo ese almacén de textiles. Y su corazón se aferró a la vida, y más a la presencia de un fantasma cruel, invisible, pero, inocuo. Cuando en el presente se debate en una vil muerte en que el Sr. Hilt Brown se le posa adentro muy dentro del interior al Sr. Derick Phills, dejando su alma, su esencia y más toda su presencia al Sr. Derick Phills. Y sobrevivió en el tiempo perdurable y más en que su supervivencia se debió al fantasma que lo persigue a pie y a sombra en ir y venir y en marchar como llegar. Y supo algo que Dios es muy bueno, dejando su vida en la misma vida. Cuando en el tiempo, sólo en el ocaso del tiempo, se debió a que la lluvia cayó en derredor, cuando en su piel, dejó lo débil y se convirtió en más fuerte como lo fue el Sr. Hilt Brown. Y nuevamente el fantasma le dice -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y siempre le recuerda que en la maceta estaba toda su fortuna. Y él, Derick, otra vez, se incorpora a sus labores de trabajo dejando saber que él era el único en saber sobrevivir en el trabajo del textil con la misma fortaleza y con la misma esperanza que poseía el Sr. Hilt Brown. Caminó cerro arriba dejando en el cerro abajo al balcón donde guardaba sus pensamientos, su esencia y más, su virtud de hombre, honesto y responsable y capaz de liderar en un almacén textil, como lo fue el del Sr. Hilt Brown. Dejó el tiempo atrás, y más a su corazón dentro del suburbio dentro del propio interior, cuando en el combate de su propio reflejo vió al corazón y más el sol reflejado en el suelo o en aquel pavimento donde una vez yacía casi muerto por aquel accidente tan horrible que él, Derick pasó y se enfrentó casi a la mortal muerte. Y corrió porque ya se hacía tarde, para volver al ruedo de su trabajo en el almacén textil en la fábrica del Sr. Hilt Brown. Cuando su esencia se dedicó en cuerpo y alma, en saber que el trabajo era la mejor medicina para él. Y el fantasma le dice en secreto, otra vez, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y él, Derick, se molesta un poco por su insistencia con la maceta de la rosa. Cuando, de pronto, vió la oficina del almacén textil, y a la señorita Ponf, saludando en la entrada. Cuando en el instante se dió como el mismo reflejo del sol en el suelo, y como el viento sopló en el mismo momento. Y se dedicó en cuerpo y alma, a saber que su trabajo era y siempre será como poder sobrevivir si laboró por tanto tiempo, como para poder sobrevivir, pero, la fila en el desempleo, lo hacía morir, pues, el camino y en la fila tan tediosa y tan larga, sólo le hacía desfallecer como un óbito o como la rosa marchita. Aunque nunca se dejó marchitar, y todo porque su vida era como la rosa tan prendida como el mismo sol en el cielo. Cuando en aquella ventana se dió el pasaje vivido más tenebroso de lo acontecido, pues, el fantasma secretamente, otra vez, le habló bajo en el oído y le dijo que, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y él, sólo él, el fantasma en la ventana, aparece completo y vestido fúnebremente como si estuviera en el ataúd, con un esmoquin nuevo de la marca de textiles de su propia fábrica y con una rosa en el ojal o en el botonier izquierdo de su esmoquin. Se llevó una gran sorpresa si ése fantasma era el Sr. Hilt Brown, el que había recientemente muerto por un infarto fulminante. El que convidada en el tiempo, como poder ser en cierta razón y con la certeza en creer de que era él, el Sr. Hilt Brown realmente. Cuando en el instinto, suave y delicado, se dió la confianza, la ternura y sin la más terrible locura en creer en la tortura de que él, el Sr. Derick Phills, estaba loco por el fantasma en la ventana siendo tan cierto como la impoluta verdad. Cuando, de repente, le dice el fantasma, en cuerpo presente que, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y él, el Sr. Derick Phills, cansado de ésa frase sin fundamentos para él, le dijo que, -“no quiero hablar con algún muerto, pues, usted se acaba de morir”-, y el fantasma le dejó una carta escrita por él mismo, la misma que se hallaba en la maceta, la cual, decía así…

              “...el que encuentre éste papel o esta carta queda con toda la fortuna del Sr. Hilt Brown, y diga dónde la halló, y la frase que a esta carta acompaña, pues, es el afortunado de toda la fortuna del Sr. Hilt Brown, como así yo mismo lo digo y lo estipulo…”,

Cuando, de repente, se acordó de él, el Sr. Derick Phills, de la frase que el fantasma siempre le decía y que era, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y con un pétalo de aquella rosa le dejó el papel sobre el escritorio, pero, qué pretendía el fantasma con esa carta y que él, el Sr, Derick Phills hiciera, pues, él no sabía de nada de papeles y se esfumó el fantasma de allí, de la oficina del Sr. Derick Phills en el almacén textil del Sr. Hilt Brown. Y el Sr. Derick Phills, se aferró a una sola verdad, de que era posible todo como lo imposible de lo inevitable en ser verdad. 

Si el Sr. Derick Phills tomó ese papel, y lo echó a la basura cuando la señorita Ponf lo vió cometer el terrible mal acto. La señorita Ponf sabía de todo, porque era más que su mano derecha, era la esposa del Sr, Hilt Brown, la que le dice todo con un artefacto escondido en la ventana, siendo ella el fantasma en la ventana. Y ella tomó el papel, y se lo introdujo en la guayabera del Sr. Derick Phills, cuando de pronto se va a su hogar. Y en el balcón de su hogar y con sus pensamientos tan claros, piensa en aquella mujer con la que se enamoró una vez. Y se acordó que él le decía y que le dijo aquella frase a ella, la cual, era que, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, y supo algo que era ella la señorita Ponf, la mujer que él amó con locura. Y puso su mano derecha en el bolsillo derecho y halló lo que nunca un pétalo de rosa, la cual, le perfumó con el viento a su nariz, pero, no, no halló más nada que aquel pétalo de rosa, cuando recordó la frase de él, y que decía así, -“soy el fantasma de la ventana el que con una rosa se despierta cada mañana”-, cuando corrió hacia la maceta donde se hallaba la rosa y halló a la señorita Ponf, y quiso sí su fortuna, el amor de la señorita Ponf. 



FIN