Yo no quiero escribir
nada en realidad;
es esta atmósfera
que pesa en torno
la que me obliga
a hacerlo demasiado...
La que me vuelve
un animal salvaje
de la calle con sus garras
ante un cuaderno.
Y al final
no puedo esperar
a más tarde
para que esto se llene,
y así quede en paz;
es como instinto
de supervivencia,
para no sufrir tanto
como es que fuera
a mí destinado
supuestamente
aguantar.
Empiezo por una
frase sencilla
y enseguida
van más,
que no sea la única
algo tan simple
y eficaz
haga el conjuro
este enlace
de calma
a visitar
mi mirada
tras un muro
derribarlo.
Tengo unas ganas
a saco
de esto soltarlo
y ya está...
Son tantas
las mañanas
pasadas sin pan;
una infancia
desinflada
en palabras
digamos.
Mis manos
que van
al ataque
tirando de página...
Así va la vida
más elegante
celebrándola ya
con una ráfaga
intacto todo
lo que a ello
me pueda motivar.
Son los soles
pasando
lo que me incita
a hacer más
en pecado
contra mí mismo,
que cansa
(sabrás)
un huevazo;
y no es plan
reventarse
se sepa:
delante que estás
de un buen trazo
estelar...
El arte
se trata
de ensayo
y fallar
hasta algo
que es grande,
especial;
y te llena
de honrra además
si con razón
vas sobrado
corazón desbordando
la raza.
Que arrasa
será...
Está la noche lluviosa
y el camino lento hacia la gloria
todavía más se alarga
al pensarlo logrado...
Después el trago se hace amargo
hasta divagar largo y tendido
sobre nada con nadie los dos a la par.
Son las tardes sagradas
que tú ya me las has tocado
manchándomelas
un buen rato que pasar:
distraigámonos
haciendo lo que se hace...
Aparezco yo otra vez
previo al desenlace
de un alma que no se ve
salvo cuando en trance
me voy de aquí
volando el túnel.
Te oigo reír
desde un subterráneo
y me retumba
el ver que alguno
no tanto sufre;
yo ya en renuncia
pues me fugo...
Mi rostro anguloso
al fuego
se te puso en medio.
Soy tan sólo otro
sinremedio
en horas flojas
cabezota haciendo el tonto
(no hay derrota
si se denota
en la esperanza
una buena clase
apta de modales,
gracias...)...
No es real
todo lo que me imagino
contigo en cama.
Interminables
se me hacen los días
en esta espiral
sumida mundo abajo.
Busco un buen motivo
para seguir con mi vida
triste; elígelo...
Ojalá fuera tan fácil
todo hacerlo así
y que sin más
fuera rodado
yo hacia un clímax: insistir.
Salir ya de mis crisis
por mucho que pareciese
algo imposible,
que en la vida
se trata de eso
para quien se exige
sobrepasar los límites
compitiendo solo consigo.
Soy yo mismo
mi único auxilio
en días así...
Por más que amigos
a mí se arriben
luego yo solo
me tengo ahí.
Y yo no me complicó
más la vida,
cuando está está perdida
ya desde el principio
y es un edificio
que en tu ausencia
se derrumba.
Que solo ya no me soporto
yo que soy
testigo de mi idilio
en situación vertiginosa
última antes del tramo
(se desenrosca
en la hora tonta
mi única neurona
cuerda aún al cuello
de esta estrofa
sin alivio
persistente
en sin salida salvo aquí ya)...
Quiero escaparme
a mi alma
de tantas situaciones
malas de aguantar