Soñé que por extraño sortilegio
te olvidaba,
como si nunca
te hubiese conocido;
entonces una atroz soledad
asaltó mi alma;
imagino que la misma
que abruma a los muertos
dejándolos vacíos y a la deriva,
desorientados en el mar
insondable y eterno del insomnio
con la punzante certeza
de haber perdido algo,
de haberlo perdido todo…
…aquella luz de mayo
y su risa,
el perfume de un beso
en las manos,
el grito del mar,
el candor de los hijos;
el resplandor de aquel diciembre
de la infancia…
Amanece y el sueño
es una vaga promesa
que también me olvida.