En otro tiempo, fuimos palabras en la espera
de un camino que esperó por nuestros sueños,
éramos salivas en busca de unos labios
para cantar en la enardecida ola de un verso.
Te quedaste entre el laberinto del silencio
que nos amó hasta la embriaguez de nuestros cielos;
orábamos de pie entre los ronquidos de la fe
para ser presencia en el almíbar de la luz.
En otro tiempo las mañanas sabían a chocolate
y las tardes a pan entre la miel de unos besos,
todo se quedó en el frasco de una cebada a la mar
para que el olvido naciera en nuestra vida.
Laura Gil.