Los buses no vienen vacíos
como antes,
ahora duele
ahora late diferente el camino.
Ahora los buses vienen
repletos de gente
que viaja en silencio,
cargando consigo
el dolor, la nostalgia,
el amor, la navidad.
Van sonrientes a la frontera
en busca de los coyotes
que les alquilan cuartos
para pasar la noche
acribillados de zancudos.
Viajan con sus mochilas
llenas de angustia
¿Por qué se van?
¿Adónde van?
en cuántas caravanas se han ido
cuántas veces han cruzado
la frontera,
ahora que hay fronteras
y nos dividen los pasaportes,
quién sabe en cuántas fórmulas
de los modelos económicos
están incluidos,
quién sabe en cuántas
cantinas cercanas a la frontera
en cuántos burdeles
en cuántas cárceles clandestinas
dejaron sus sueños
en cuántos desiertos.
Hay quienes nunca salieron
y yacen enterrados en fosas comunes
hay quienes cargan droga
en sus cuerpos
y caminan con la mirada esquiva.
Son ellos
los que no tienen tierra para sembrar,
los que no logran engrosar el número de obreros
explotados en las empresas de sus países.
Los padres, hijas, nietos, abuelas
los que van rumbo a ser explotadas.
Son los condenados a la pobreza
paridos en la pobreza
expulsados por ser pobres
exiliados por ser pobres
aborto de las religiones
y las constituciones de sus países,
los que blasfeman el hambre
los que huyen de la guerra
y encuentran guerra
por ser extranjeros.
Pienso en cuántas personas
he despedido con un saludo
pienso en si volvieron
si vuelven
en si un día
me iré como ellos.