Lourdes Aguilar

LA VENGANZA DE LOS NAHUALES

En la oscura soledad de ciertos parajes

hombres y mujeres hacen ritos y aquelarres

sobre la hoguera brincan varias veces

un conjuro maligno los convierte en animales

si le preguntas a mi abuelo, te dirá que son nahuales

y ésta es la triste historia de un vidente

que se atrevió a desafiarlos

 

En cierta ranchería la preocupación era creciente

por los recién nacidos que sin vida amanecían

inexplicablemente absorbida su sangre por la mollera

no había amuletos ni oraciones

que los salvaran de tal suerte

 

Por ese entonces llegó un anciano desconocido

pero aún robusto en busca de trabajo

en su rostro curtido se escondía un secreto

que a los peones inspiraba desconfianza

sin revelar su origen les decía:

he oído los sollozos desgarrados

de angustiadas madres por sus hijos

permítanme el sustento

yo se cómo protegerlos:

a sus cabeceras pondrán un espejo

y por la noche bajo ellos en el suelo

clavarán abierta una tijera

los resultados los verán

antes de que termine la semana

Tan efectivo fue el remedio

que en todas partes fue bien recibido

desde entonces los padres

durmieron ya tranquilos

pasó el tiempo y el anciano

por su honradez, su altruismo

y  vasto conocimientos

ya era de todos muy querido

 

En una ocasión padecieron una hambruna

mortal epidemia enfermó los animales

cuando los corrales casi se vaciaban

así le habló a sus patrones:

pero vean que ésta noche

un nahual va robarse dos marranos

con una cruz hiriendo en suelo

y un machete en cada punta

después de mis conjuros

lograré nos deje uno”

 

Testigos hubo esa noche tenebrosa

mientras el anciano preparaba el terreno

dibujando figuras en el suelo

un farol amarillento apareció cruzando el cielo

el anciano hizo sus conjuros

y justo en la cruz trazada cayó un guajolote

con dos marranos de gran tamaño

con tiernas hojas de maizales

había preparado una cuerda

y con ella ató al ave

que poco a poco recuperó su forma humana

con paliacate rojo llevaba en la cabeza

y enfurecido exigió que le soltaran

pero el anciano condicionó su libertad

a cambio de un marrano

el ladrón no tuvo más remedio

y así la gente pudo alimentarse

 

Ahora va pasar una mujer -dijo otro día

pues ha olido una criatura de otro pueblo

por la noche nuevamente volvió la cruz a dibujar

y cuando la luz amarillenta apareció

repitió nuevamente sus conjuros

asustados los testigos vieron caer

un guajolote vociferando maldiciones

lo degolló enseguida el anciano

con lo cual recuperó su forma de mujer

y temprano fue enterrada en las afueras

 

Otro bandido va pasar -predijo tiempo después-

éste solo lo hace por codicia y egoismo

pues goza de numerosos bienes

a medianoche repitió su conjuros

a la vista de varios testigos

hasta que cayó furioso otro guajolote

sus amenazas e insultos silenció

prontamente el misterioso anciano

de un tajo en el pescuezo

dos becerros le confiscaron

y al amanecer lo enterraron

 

Pasó algún tiempo así ajusticiando a los nahuales

hasta una tempestad sorpresiva precedió aciaga noche

eran torrentes de agua que no permitían ver

más allá de la ventana

rugiendo estaban los truenos que al caer

semejando relucientes telarañas

-nunca se ha visto tal furia-

murmuraban espantados los más viejos

 

En la casa principal, el anciano permanecía inmutable

los nahuales se han unido y ahora vienen a cobrarme

si la vida aprecias, mi patrón, mejor no trates de seguirme

me llevan vivo hasta su reino, ruega a dios mi redención”

 

 

Ell anciano salió resignado a la temible tempestad

dejando estupefactos y temblorosos a los testigos

ensordecerdor fue el estruendo

del último rayo que cayó

con tal fuerza tocó tierra

que en todo el rancho retumbó

 

Amainó entonces la tormenta y los curiosos se asomaron

seguros estaban que al anciano lo habían raptado por el rayo

vidente atolondrado o nahual arrepentido

lo cierto fue que de él ya no volvió a saberse

sin embargo las criaturas que salvara

fueron enterados de sus hazañas