En la oscura soledad de ciertos parajes
hombres y mujeres hacen ritos y aquelarres
sobre la hoguera brincan varias veces
un conjuro maligno los convierte en animales
si le preguntas a mi abuelo, te dirá que son nahuales
y ésta es la triste historia de un vidente
que se atrevió a desafiarlos
En cierta ranchería la preocupación era creciente
por los recién nacidos que sin vida amanecían
inexplicablemente absorbida su sangre por la mollera
no había amuletos ni oraciones
que los salvaran de tal suerte
Por ese entonces llegó un anciano desconocido
pero aún robusto en busca de trabajo
en su rostro curtido se escondía un secreto
que a los peones inspiraba desconfianza
sin revelar su origen les decía:
“he oído los sollozos desgarrados
de angustiadas madres por sus hijos
permítanme el sustento
yo se cómo protegerlos:
a sus cabeceras pondrán un espejo
y por la noche bajo ellos en el suelo
clavarán abierta una tijera
los resultados los verán
antes de que termine la semana”
Tan efectivo fue el remedio
que en todas partes fue bien recibido
desde entonces los padres
durmieron ya tranquilos
pasó el tiempo y el anciano
por su honradez, su altruismo
y vasto conocimientos
ya era de todos muy querido
En una ocasión padecieron una hambruna
mortal epidemia enfermó los animales
cuando los corrales casi se vaciaban
así le habló a sus patrones:
“pero vean que ésta noche
un nahual va robarse dos marranos
con una cruz hiriendo en suelo
y un machete en cada punta
después de mis conjuros
lograré nos deje uno”
Testigos hubo esa noche tenebrosa
mientras el anciano preparaba el terreno
dibujando figuras en el suelo
un farol amarillento apareció cruzando el cielo
el anciano hizo sus conjuros
y justo en la cruz trazada cayó un guajolote
con dos marranos de gran tamaño
con tiernas hojas de maizales
había preparado una cuerda
y con ella ató al ave
que poco a poco recuperó su forma humana
con paliacate rojo llevaba en la cabeza
y enfurecido exigió que le soltaran
pero el anciano condicionó su libertad
a cambio de un marrano
el ladrón no tuvo más remedio
y así la gente pudo alimentarse
“Ahora va pasar una mujer -dijo otro día
pues ha olido una criatura de otro pueblo”
por la noche nuevamente volvió la cruz a dibujar
y cuando la luz amarillenta apareció
repitió nuevamente sus conjuros
asustados los testigos vieron caer
un guajolote vociferando maldiciones
lo degolló enseguida el anciano
con lo cual recuperó su forma de mujer
y temprano fue enterrada en las afueras
Otro bandido va pasar -predijo tiempo después-
éste solo lo hace por codicia y egoismo
pues goza de numerosos bienes
a medianoche repitió su conjuros
a la vista de varios testigos
hasta que cayó furioso otro guajolote
sus amenazas e insultos silenció
prontamente el misterioso anciano
de un tajo en el pescuezo
dos becerros le confiscaron
y al amanecer lo enterraron
Pasó algún tiempo así ajusticiando a los nahuales
hasta una tempestad sorpresiva precedió aciaga noche
eran torrentes de agua que no permitían ver
más allá de la ventana
rugiendo estaban los truenos que al caer
semejando relucientes telarañas
-nunca se ha visto tal furia-
murmuraban espantados los más viejos
En la casa principal, el anciano permanecía inmutable
“los nahuales se han unido y ahora vienen a cobrarme
si la vida aprecias, mi patrón, mejor no trates de seguirme
me llevan vivo hasta su reino, ruega a dios mi redención”
Ell anciano salió resignado a la temible tempestad
dejando estupefactos y temblorosos a los testigos
ensordecerdor fue el estruendo
del último rayo que cayó
con tal fuerza tocó tierra
que en todo el rancho retumbó
Amainó entonces la tormenta y los curiosos se asomaron
seguros estaban que al anciano lo habían raptado por el rayo
vidente atolondrado o nahual arrepentido
lo cierto fue que de él ya no volvió a saberse
sin embargo las criaturas que salvara
fueron enterados de sus hazañas