Como rama de enebro
te conocí, y como rama
de enebro te despido.
Entre mis brazos cupiste
una noche sola, para luego
desvanecerte.
Lanzada en mitad de la lluvia,
endurecida a fuerza de vientos,
recuerdo casi tu pelo, embellecido
por las minúsculas gotas.
Vara o serpiente, ya no importa.
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