En lontananza me pierdo
en una llama encendida
me redimo, vida mía,
por lo mucho que te quiero;
y convertido ya en fuego
hasta tu cuarto, tranquila,
como un rayo que agoniza,
entre tus brazos me quedo;
y percibo tu respiro,
ese aroma mentolado
esa seda en que consigo
recobrar lo que más amo:
y me entrego a ese camino
a morir en tu regazo...