Cayó del árbol una hoja seca
anunciando que llegó el otoño
pero en su rama, brotó un retoño
que su alma y vida nunca hipoteca.
Su pensar y sentir no se obceca
por la firmeza que le acompaña;
nada, ni nadie, su vista empaña,
caminando caminos agrestes,
venciendo las criminales huestes
con toda su malvada patraña.
El retoño creció muy frondoso
y otros tantos fue reproduciendo
el árbol se fue fortaleciendo
hasta proclamarse victorioso.
Su ímpetu guerrero y laborioso
golpea directo a la conciencia
triturando estados de inconsciencia
es como luz que en plena alborada
nace y brilla por la madrugada
desnudando al hostil su insolvencia.
Mientras unas hojas se marchitan
por el peso y paso de los años
o que tuercen sus ramas los daños
por termes que su savia vomitan.
Al árbol su avance lo limitan
parásitos que lleva en su tallo.
¡Que cante el grillo, también el gallo,
salven el árbol y su natura!
porque la cruel termes lo fractura
arrastrándolo hasta ser vasallo.
Salvar el árbol es la consigna
con nuevas tierras fertilizadas
con sus raíces bien enraizadas
y arrancando su peste maligna
porque la lucha es; y será digna,
para salvar sus años de historia
cantando los pájaros de euforia
cosechando frutos y su rumbo
como fuerte trueno y su retumbo…
¡Que anunciará la convocatoria!